La industria audiovisual es una industria estratégica, y no sólo en términos culturales, sino también económicos. Es una industria que contribuye a la creación puestos de trabajo de alto valor añadido y atrae inversión a todos los sectores de la economía de un país.
Constituye además un excepcional elemento de promoción de la marca del país a escala internacional, exporta su cultura, historia y valores y es un inestimable escaparate de promoción turística.
Las nuevas tecnologías y la globalización de los mercados han puesto en crisis el mercado audiovisual tradicional. Esta situación no es una excepción en los países iberoamericanos, que se enfrentan al reto de convertir esta amenaza en una oportunidad para revisar sus mercados audiovisuales.